¿Cómo controlar la expansión del coronavirus? Las cámaras termográficas se encuentran en el centro de este debate, mientras expertos de todo el mundo trabajan para poner freno a la pandemia, una de las soluciones tecnológicas con más garantías son las aquellas permiten un control de temperatura a tiempo real.

MEDICIÓN DE TEMPERATURA COMO PREVENCIÓN

Son muchos los síntomas que se han atribuido al llamado COVID-19. La fiebre es uno de los síntomas más comunes del virus, por lo que detectar y controlara aquellas personas que presenten una temperatura superior a 37º según los expertos.

Este control puede resultar complicado sobretodo en espacios con gran afluencia de personas, como supermercados, hospitales, aeropuertos, etc. Para ello se han desarrollado tecnologías específicas que se encargan de la medición de la temperatura de las personas, de una manera fácil y rápida. 

CÓMO FUNCIONAN LAS CÁMARAS TERMOGRÁFICAS 

Las cámaras termográficas permiten medir la temperatura corporal de las personas que identifican y mediante una señal de alarma alertar sobre aquellas con síntomas febriles.

El verdadero desafío estaba en conseguir un sistema que permitiera “escanear” decenas de rostro de personas en pocos minutos, evitando en todo momento el contacto físico. Estas cámaras trabajan vinculadas a un videograbador NVR y un software que permite configurar la temperatura a la que darán la voz de alarma.

Gracias a complejos algoritmos consiguen una medición de temperatura muy fiable a tiempo real y con una precisión de ±0,3 ºC, siempre que vayan acompañados de un segundo dispositivo llamado “blackbody”. 

Esta es una de las funcionalidades que responsables de prevención de riesgos consideran imprescindibles en un escenario posterior al confinamiento. Así pues, ya son muchas las empresas y espacios públicos que están apostando por la tecnología de las cámaras termográficas, entre otros el hospital para atender a enfermos por coronavirus de IFEMA.

Hasta el momento, eran las cámaras térmicas las que gozaban de mayor popularidad y su uso se aplicaba a la monitorización de espacios forestales para detectar incendios, en fábricas para controlar la temperatura de la maquinaria, etc. Sin embargo, las cámaras termográficas van más allá y no solo crean un mapa de calor de la escena con diferentes niveles de temperatura, si no que detecta y analiza la temperatura exclusivamente del rostro de las personas.

Gracias a la analítica de vídeo, este tipo de soluciones termográficas  es capaz de almacenar la lectura de temperatura de un mínimo de 60 personas por minuto, frente a 12 personas que podríamos registrar si se hiciera el análisis de una manera manual. Además de enviar la señal de alarma en caso de que alguna de estas personas superara el umbral de la temperatura marcada.

Esta capacidad analítica, sumado a la ausencia de contacto entre personas en todo el proceso, hace que los sistemas de cámaras termográficas sean ideales para supermercados, fábricas, hospitales, ayuntamientos, residencias de mayores, etc.

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