A Julen Apoita (Bilbao, 1966) no le faltan motivos para sonreír. Y es que a este bilbaíno, casado con una almeriense y residente en la capital desde hace años, la vida le ha dado una segunda oportunidad. «He vuelto a nacer», reconoce visiblemente emocionado mientras regala una mirada cómplice a su esposa y a su hija menor.
El pasado 15 de abril abandonaba el hospital granadino Virgen de las Nieves tras permanecer cerca de dos meses ingresado, primero en Torrecárdenas y después en el centro hospitalario de la ciudad nazarí, donde se sometió a una operación a corazón abierto.
Ese es el tiempo que Julen ha necesitado para 'vencer a la muerte'. Fue el 5 de abril cuando su corazón decidió pararse tras hacer un par de largos en la piscina cubierta del Ego Sport Center, el gimnasio situado en la avenida Cabo de Gata de la capital. «Fui hacia el vestuario y perdí el conocimiento frente a mi taquilla». Este es el último recuerdo que Julen, de 48 años y conductor de un vehículo adaptado para niños de la Asociación de Personas con Discapacidad 'Verdiblanca', tiene de ese fatídico día.
Por suerte, este simpático bilbaíno ha podido conocer posteriormente todos los detalles tras haber sufrido una parada cardiaca y permanecer durante más de cinco minutos «clínicamente muerto». Sufrió una muerte súbita, que finalmente pudo superar «gracias a mis ángeles de la guarda», como él mismo los describe. Estos no son otros que los trabajadores del Ego Sport Center y un usuario del centro deportivo que le atendieron en los minutos cruciales tras la parada cardiorrespiratoria. «Estaré eternamente agradecido», confiesa Julen mientras se toma una infusión en una de las mesas de la cafetería que hay dentro del gimnasio, a escasos metros de donde cayó desplomado y se golpeó en la cabeza con una de las aristas de la taquilla número 38.
Desfibrilador
Esa es la segunda vez que visita el gimnasio desde que recibió el alta médica. «La primera fue para conocer personalmente a las personas que me salvaron la vida», atiende Julen, quien reconoce que tenía también la necesidad de conocer los hechos a manos de los protagonistas que le atendieron en los primeros momentos del accidente. «Tuvo la suerte de sufrir la parada cardiaca aquí», señala su esposa, Paqui Muñoz, que resalta la «gran importancia» de los desfibriladores para este tipo de accidentes. «Deberían estar en todos los centros deportivos de España», afirma el matrimonio.
No es para menos. Julen pudo salvar la vida gracias a la rápida intervención de uno de los trabajadores del centro de salud perteneciente al gimnasio, junto a un coordinador deportivo, dos socorristas y un usuario, médico de profesión, que en ese momento nadaba en la piscina.
Mientras Rubén Gallardo, coordinador deportivo del Ego Sport Center, organizaba la asistencia sanitaria, los otros cuatro rescatadores practicaron un masaje cardiorrespiratorio durante varios minutos a Julen. Si bien, al observar que había entrado en parada cardiorrespiratoria, el responsable del centro de salud optó por realizar maniobras de RCP (reanimación cardio-pulmonar) con la ayuda de uno de los tres desfibriladores con los que cuenta el gimnasio. Según indicaron fuentes del 061, cuyos efectivos trasladaron al herido hasta el Hospital de Torrecárdenas, «el paciente pudo salvar la vida gracias a la labor realizada por estos hombres y por la existencia de un desfibrilador».
La hazaña de estos hombres «ha puesto en relieve la importancia de disponer de un desfibrilador ante un caso de parada cardiaca». Así lo señala Julen, quien espera que su historia «sirva» para que en «todos los lugares donde se practica deporte» se ubique un aparato electrónico con fines sanitarios.
Al margen de centros deportivos como el Ego Sport Center, en Almería hay seis instituciones públicas que cuentan con 'zonas cardiosanitarias', lugares que cuentan con trabajadores formados para practicar la reanimación cardiopulmonar y donde hay instalados desfibriladores externos semiautomáticos.
Los profesionales de los centros distinguidos (el Patronato Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Almería, el Club de Mar y la Ciudad de la Justicia, entre otras) están capacitados para actuar de forma inmediata en caso de presenciar una parada cardiorrespiratoria, sumando sinergias a la posterior asistencia por parte de los equipos de emergencias sanitarias, con los objetivos de disminuir la mortalidad y secuelas a través de una excelente actuación inicial.
Acciones como la que salvaron la vida a Julen Apoita. Este bilbaíno, que muestra la gran cicatriz que le ha dejado la intervención quirúrgica, se recupera ahora del «gran susto, que ha sufrido sobre todo mi familia», reconoce tras señalar que ahora se toma la vida «con más tranquilidad». No es para menos. Su cuerpo ha sufrido cuatro operaciones de espalda, un ictus cerebral y un infarto de miocardio. Si bien, confiesa que está deseando «volver a hacer deporte». Preguntado por alguna superstición, señala que volverá a escoger la taquilla número 38. «Aunque parezca un tópico, he vuelto a nacer», concluye.
http://www.ideal.es/almeria/201406/22/cuando-vida-segunda-oportunidad-20140622001141-v.html