Las residencias de ancianos se han visto muy afectadas por la pandemia. Para estos centros ahora la prioridad es reforzar su seguridad con sistemas de control de temperatura, soluciones de acceso sin contacto y monitorización del estado de la salud de sus residentes.
Aproximadamente 5.457 residencias de ancianos españolas -ya sean públicas, concertadas o privadas- han tenido algún caso de Covid-19 según los datos proporcionados por las comunidades autónomas. Siendo las Comunidades más afectadas Madrid, Cataluña, Castilla y León y Castilla-La Mancha. Así, los fallecidos en residencias de ancianos equivaldrían a un 69 % del total notificado oficialmente por el Ministerio de Sanidad.
Si bien las residencias de ancianos ya eran espacios donde el cuidado de la salud era primordial, después de la crisis del coronavirus tendrán que reforzar estos controles casi de manera obligatoria, con independencia de que la pandemia desaparezca. Estas nuevas medidas están pensadas en primer lugar para detectar posibles casos de contagios entre sus residentes, pero también para evitar que gente externa, como familiares o personal del centro, pueda introducir virus del exterior.
Control de temperatura en las entradas y salidas de la residencia
Los hemos visto en aeropuertos, centros de negocios, incluso a la entrada de tiendas y centros comerciales. Los controles de temperatura a las personas se han convertido en un elemento clave para detectar posibles casos de coronavirus de manera precoz. La fiebre es uno de los síntomas más comunes entre aquellos que contraen el virus, además es uno de los primeros en manifestarse, seguidos del dolor muscular o la dificultad respiratoria.
Cuando el COVID-19 todavía no había llegado a Europa, las imágenes que nos llegaban desde China ya anunciaban cambios en el día a día de las personas. Es lógico que espacios como las residencias de ancianos estén especialmente protegidas frente amenazas de este tipo, dada la delicada salud de los ancianos y ancianas.
Muchas de ellas han optado por instalar controles de temperatura corporal en las principales entradas a las residencias. De este modo, todas las personas que vayan a acceder al centro se detectará su temperatura a través de diferentes soluciones diseñadas para este propósito.
Las más comunes son los termómetros digitales, estos se aproximan a la frente de la persona y miden su temperatura. Sin embargo, no son los más eficientes para centros donde acuden varias personas a lo largo de la jornada, puesto que es necesario que otra persona del centro esté presente cada vez que entra alguien a la residencia. Tampoco los que mejor cumplen con las medidas de seguridad, dado que es necesario una distancia mínima de un metro entre el termómetro y la frente y un tiempo de espera de unos 3 segundos, para conocer la medición.
Algo más sofsticados y eficaces son las cámaras termográficas, que miden la temperatura de la escena y traducen esos datos en mapas de color, donde los azules y verdes son las temperaturas más bajas y los rojos las más altas. Estas cámaras pueden ser fijas o portátiles, mientras las fijas son instaladas en zonas altas y abarcan un gran ángulo, las portátiles pueden instalarse en un trípode cerca de la entrada y desplazarse a otra estancia, en caso de que sea necesario. La principal característica de estos modelos es que funcionan de manera autónoma y pueden conectarse a otras soluciones de accesos como tornos o portones, que impidan la entrada a aquellas personas que tengan una temperatura superior a la deseada.
En los últimos meses, el auge de este tipo de soluciones, ha animado a los principales fabricantes a desarrollar nuevos sistemas, como por ejemplo la medición de temperatura a través de la muñeca. Un sistema sencillo, fácil de instalar y que almacena las mediciones sin necesidad de estar asociados a imágenes de personas u otros datos personales. Por lo que cumple con todas las leyes de protección de datos.
Controles de acceso sin contacto en las principales entradas y áreas comunes.
Aunque todavía no se conoce con certeza un estudio publicado en enero de 2020 concluyó que el coronavirus puede llegar a vivir en superficies como metal, cristal o plástico hasta nueve días. En otros materiales, como por ejemplo el cartón, tardan menos, ya que contienen más humedad. De ahí que centros de trabajo, oficinas y por supuesto residencias, hayan introducido nuevos protocolos que eviten el contacto con superficies.
Por ejemplo, las mercancías que se reciben de agencias de reparto, son puestas en cuarentena o desinfectadas de inmediato, al igual que el mobiliario se desinfecta varias veces. Sin embargo, tal vez una de las superficies que entra en contacto con más personas a lo largo de la jornada son los pomos y cerraduras de las puertas.
Para evitar este contacto, los sistemas de control de acceso por reconocimiento facial han dado respuesta a esta necesidad. Se trata de sistemas que reconoce el rostro de la persona e incluso algunos de ellos miden a su vez la temperatura, permitiendo o denegando el paso.
Se trata de soluciones de acceso muy eficaces, que reconoce a la persona en apenas 2 segundos y que trabaja de manera totalmente autónoma. Además, si se integra a un torno o portón, impedirá el acceso en caso de no cumplir con los requisitos.
Empresas especializadas en sistemas de seguridad, como B+SAFE (Almas Industries Group), contamos con un amplío catálogo de soluciones de medición de temperatura y control de accesos sin contacto. Contacta con nosotros y te asesoraremos con la solución que mejor se adapta a tus necesidades, son las opciones de compra o renting de equipos.