Seguro que en estos últimos meses has oído hablar de cámaras térmicas y cámaras termográficas, esto se debe a su auge como medida de prevención contra el Covid19 . Su capacidad de detectar la temperatura de cuerpos y objetos, para traducirlo en código de colores para poder interpretarse, las convierte en grandes aliados de la seguridad.
Ambas cámaras funcionan mediante sensores, en el caso de nuestros ojos, al igual que las cámaras convencionales perciben la luz reflejada en los objetos. Sin embargo las cámaras térmicas y termográficas captan la temperatura a través de la radiación que emiten los cuerpos.
¿Cómo funcionan las cámaras térmicas y termográficas?
Estas cámaras son capaces de detectar las emisiones infrarrojas del espectro electromagnético, gracias a su capacidad de conectarse a una pantalla o monitor, la radiación calórica que emiten los cuerpos se traduce en una escala de color, que las personas interpretamos.
En el caso de las cámaras térmicas, no existe limitación a la hora de detectar temperaturas y pueden estar trabajando las 24 horas sin interrupción. Suelen utilizarse en casos de detección de fugas de gas, refinerías, fábricas o entornos donde hay peligro de incendio, etc. Deben estar configuradas y monitorizadas correctamente de acuerdo a los estándares de seguridad, para que de este modo hagan saltar las alarmas en caso de peligro.
Las cámaras termográficas han cumplido hasta ahora funciones relacionadas con la analítica de vídeo, el análisis de imágenes, etc. No ha sido hasta la llegada del Covid19 que su uso se ha extendido en espacios tanto públicos y privados, con el fin de detectar la fiebre en personas, como uno de los síntomas más comunes en los contagios por coronavirus.
La capacidad de medición de estas últimas está más limitada, aún así su uso se ha popularizado y ha propiciado que los fabricantes de este tipo de tecnología diseñen diferentes modelos de cámaras termográficas: cámaras portátiles, con lente bifocal, con detección múltiple, etc.
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